La prevención y el control de plagas forman ahora una parte integral del control de la higiene para la mayoría de los proveedores de servicios logísticos y por un buen motivo: La contaminación de materias primas y productos terminados por la acción de roedores e insectos lleva a la pérdida de mercancías que cuesta millones de euros cada año.
La legislación y las normativas rigurosas de la UE requieren que se determine con precisión el origen de cualquier fallo en la cadena logística, en concreto en lo relacionado con las pruebas sobre casos de garantía de productos. Las auditorías rigurosas aumentan la presión sobre los transportistas ya que los fabricantes y los productores intentan de forma constante imponer controles de calidad más estrictos durante el movimiento y el almacenamiento de mercancías y cierran las lagunas entre la producción y el comercio de manera más eficaz que antes. Las normas de seguridad relativas a higiene, el seguimiento de los lotes y la documentación son objeto de un control muy riguroso. En el caso de los productos de alimentación, la trazabilidad es total.