Los topos son considerados una plaga por los desperfectos que producen en el césped al cavar sus túneles. Pueden establecerse rápidamente en un lugar nuevo gracias a su habilidad para construir túneles a 4 metros por hora, creando un sistema complejo de túneles. No poseen buena vista ni olfato, pero encuentran la comida por su gran sentido del tacto y la vibración.
Las toperas que hacen los topos arruinan los céspedes y los parterres de flores, mientras que sus túneles dañan las raíces de las plantas jóvenes y desentierran piedras que pueden estropear la maquinaria de jardinería.
El hábitat natural de los topos es el bosque, pero se encuentran muy cómodos en jardines residenciales, praderas o tierras de cultivo.